RED DE APOYO PARA VICTIMAS DE SECTAS EXPLICA ACERCA DE ESTE TEMA
Todo gobierno democrático tiene la responsabilidad constitucional de proteger a los ciudadanos de toda clase de manipulación mental degradante, del sometimiento y dependencia psicológica o intelectual. Debe protegerle de individuos, que tras la máscara de líderes, gurús, santos o videntes, que engañan, estafan y extorsionan a las personas con el propósito de convertirles en esclavos manipulados por sus caprichos. Tiene la responsabilidad gubernamental proveer a sus ciudadanos información clara y precisa acerca del fenómeno sectario, para que las personas puedan auto-protegerse de actividades o prácticas nocivas y puedan prevenir o abstenerse de participar en grupos religiosos con características peligrosas, propias de una secta.
La persuasión coercitiva no es una práctica religiosa, es una tecnología de control. No es una creencia o ideología, es un proceso tecnológico.
La "Persuasión Coercitiva" es un concepto central necesario para comprender las dinámicas sectarias. Es semejante en muchos aspectos al concepto legal de influencia indebida. En el ámbito psicológico se le conoce con diversos nombres: “Reforma de Pensamiento”, “Lavado de Cerebro”, “Programación de Conducta”, etc. Es un sistema coordinado de control coactivo, graduado e imperceptible, que por medio de creencias fundamentadas en el engaño, logra manipular e influenciar en los individuos un comportamiento determinado. Es una técnica de control mental más eficaz que el dolor, la tortura, las drogas, el uso de fuerza física o las amenazas, ya que puede producir cambios más profundos, como el de actitudes, en la personalidad de los sujetos expuestos a ella. Según Margaret Singer1, el sistema psicológico coercitivo es un programa de modificación de conducta que utiliza el poder de la influencia psicológica en forma coercitiva para producir el aprendizaje y la adopción de una ideología o un conjunto específico de creencias, ideas, actitudes o comportamiento. La estrategia esencial que utilizan los operadores de estos programas es la de seleccionar y coordinar, en forma sistemática y gradual, diferentes tipos de influencia coercitiva, ansiedad y tácticas productoras de ‘estrés’ sobre periodos de tiempo continuo.
Dentro de tales programas el sujeto es sometido a una serie de pequeños pasos invisibles. Cada paso es lo suficientemente imperceptible como para que el individuo no se de cuenta o no pueda identificar la naturaleza coercitiva del proceso utilizado y de los cambios que él mismo va experimentando. No se da cuenta del propósito organizacional escondido detrás del programa psicológico coercitivo, hasta mucho tiempo después, si es que alguna vez se da cuenta. Usualmente estas tácticas son aplicadas dentro de un escenario grupal compuesto por amigos o aliados de la víctima, bien intencionados, pero a su vez engañados y manipulados por el líder u otros líderes.
De acuerdo al Diccionario RAE, la coerción se define como “la presión ejercida sobre alguien para forzar su voluntad o su conducta; represión, inhibición, restricción”, de movimiento, de palabra, de libertad o de acción. La coerción, en la forma y manera en que es utilizada dentro de las dinámicas internas de los cultos destructivos, es inducida de forma sistemática a través de engaño y sometimiento para refrenar, imposibilitar u obligar a pensar, actuar y comportarse de determinadas maneras. Incitan al individuo a aprender y adoptar nuevas maneras de pensar y evaluar desde la perspectiva de una jerarquía axiológica que puede ser extraña, e incluso contraria, para el sujeto que la adopta. El éxito de los programas de persuasión coercitiva se basa en la efectividad de las condiciones ideológicas y de manipulación medioambiental e interpersonal en las que se ejecutan.
La persuasión coercitiva es utilizada sin el conocimiento o voluntad del que la recibe. El líder puede llegar a crear nuevas "actitudes", logrando que su víctima obedezca sus órdenes sin resistencia consciente alguna. A través de los programas de persuasión coercitiva utilizados en los cultos peligrosos se logra destruir las características de la personalidad original del sujeto. Según Edgar Schein2, se utiliza la persuasión coercitiva para producir cambios ideológicos y conductuales en individuos, sin patología previa y completamente conscientes. La capacidad de elección queda completamente alterada. Los líderes sectarios adquieren poder y autoridad cuasi infalibles sobre los sujetos. De esta manera, se ven libres para cometer fechorías sobre los sujetos que dominan, como por ejemplo, violar sexualmente a cualquier miembro sectario de su preferencia, sin tener que hacer uso de violencia física o amenaza, degradar, deshonrar, castigar, etc. En este contexto cúltico, la víctima queda terriblemente marcada por profundas huellas psicológicas que saltarán en su discurso cada vez que intente reconstruir en su memoria sus indignantes experiencias. Estas personas suelen desarrollar, entre otros síntomas, ansiedades, fobias y miedos, especialmente en situaciones donde se sientan solos o abandonados.
La persuasión coercitiva es un proceso anti ético e inconstitucional. Cualquier organización que usa la persuasión coercitiva con sus miembros como una práctica central y que también reclama ser una religión, viola lo derechos fundamentales del ser humano, aprovechándose de la supuesta protección religiosa. Es una contradicción de términos y deben ser "separados".
La persuasión coercitiva es una fuerza de control psicológico que ataca algo tan fundamental e importante como lo es "nuestra dignidad humana" y las libertades fundamentales del individuo, como lo es nuestra libertad de religión. Es la manipulación injusta de las debilidades biológicas, psicológicas y susceptibilidades de otros. Es una tecnología peligrosa, pues el propósito es el de manipular y someter a los individuos a un régimen dictatorial impuesto delictivamente sobre un grupo que pertenece a una sociedad libre. Ciertamente no es espiritual ni una tecnología religiosa. Es completamente censurable. Estos grupos suelen atentar contra el derecho a la libertad de expresión y palabra al pretender restringir a sus ex-miembros el derecho a pedir al gobierno reparación por los agravios recibidos en contra de su honra, reputación, vida conyugal, vida familiar y por los daños psicológicos, físicos y económicos. Los daños económicos han traído igualmente consecuencias fatales. Como en el caso de Noah Antrim Lottick, un muchacho de 24 años quien, el 11 de mayo de 1990, tras invertir todo su dinero en la secta quedó en banca rota y, agarrando fuertemente contra su pecho los últimos dólares que le quedaban, cometió suicidio.
El maltrato realizado por los líderes cúlticos no sólo atenta contra la integridad de los miembros de la secta, sino también contra la familia del adepto y la salud pública. Constituye una seria amenaza a la estabilidad y a la preservación de la convivencia pacífica de los ciudadanos en cada país. Además, como estas personas no utilizan abiertamente la violencia física, pasan desapercibidos y escapan del rigor de la ley. Sin embargo, es un hecho corroborado por la historia en diferentes países del mundo y avalado por las 'Ciencias de la Conducta', que el daño infligido a sus seguidores puede causar desórdenes físicos y psiquiátricos irreversibles. El 'Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría', el DSM-IV, incluye varios 'Síndromes y Trastornos de Personalidad' que se desarrollan como consecuencias de la estancia y pertenencia a estos grupos totalitarios o sectas.
Ejemplos extremos de las consecuencias posibles que acarrea este fenómeno son: el suicidio en masa ocurrido en Guyana, 1978, bajo el liderato del Reverendo Jim Jones y en el que se suicidaron más de 900 personas; el desastre nacional ocurrido en Waco, Texas, 1993, con "Los Davinianos", liderados por David Koresh; el ataque con gas sarín en el tren subterráneo de Tokio, Japón, ordenado por el líder del culto "Verdad Suprema", Shoko Asahara, en 1995 y en el que se registraron 12 personas muertas y más de cinco mil intoxicados; en 1997, 39 miembros del culto "Heaven's Gate", se suicidaron en California después de dejar en el Internet un mensaje explicativo; en el 2000, en Kanungu, Uganda, murieron calcinados 928 adeptos del culto "Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos de Dios", etc. Estos son algunos de los más conocidos, pero, ciertamente, no los únicos ejemplos de las secuelas de este fenómeno que no conoce fronteras geográficas, ideológicas ni culturales. Con frecuencia el desenlace de los daños ocasionados por estos grupos totalitarios frecuentemente termina en actos de suicidio. Podemos mencionar todos los casos de suicidio colectivo conocidos ocurridos a nivel mundial como Guyana, Waco, La Orden del Templo Solar, Heaven's Gate y otros, en adición a los casos de suicidio individual o muertes directamente relacionadas con las actividades peligrosas que se realizan dentro de las sectas.
Todo gobierno democrático tiene la responsabilidad constitucional de proteger a los ciudadanos de toda clase de manipulación mental degradante, del sometimiento y dependencia psicológica o intelectual. Debe protegerle de individuos, que tras la máscara de líderes, gurús, santos o videntes, que engañan, estafan y extorsionan a las personas con el propósito de convertirles en esclavos manipulados por sus caprichos. Tiene la responsabilidad gubernamental proveer a sus ciudadanos información clara y precisa acerca del fenómeno sectario, para que las personas puedan auto-protegerse de actividades o prácticas nocivas y puedan prevenir o abstenerse de participar en grupos religiosos con características peligrosas, propias de una secta.
La persuasión coercitiva no es una práctica religiosa, es una tecnología de control. No es una creencia o ideología, es un proceso tecnológico.
La "Persuasión Coercitiva" es un concepto central necesario para comprender las dinámicas sectarias. Es semejante en muchos aspectos al concepto legal de influencia indebida. En el ámbito psicológico se le conoce con diversos nombres: “Reforma de Pensamiento”, “Lavado de Cerebro”, “Programación de Conducta”, etc. Es un sistema coordinado de control coactivo, graduado e imperceptible, que por medio de creencias fundamentadas en el engaño, logra manipular e influenciar en los individuos un comportamiento determinado. Es una técnica de control mental más eficaz que el dolor, la tortura, las drogas, el uso de fuerza física o las amenazas, ya que puede producir cambios más profundos, como el de actitudes, en la personalidad de los sujetos expuestos a ella. Según Margaret Singer1, el sistema psicológico coercitivo es un programa de modificación de conducta que utiliza el poder de la influencia psicológica en forma coercitiva para producir el aprendizaje y la adopción de una ideología o un conjunto específico de creencias, ideas, actitudes o comportamiento. La estrategia esencial que utilizan los operadores de estos programas es la de seleccionar y coordinar, en forma sistemática y gradual, diferentes tipos de influencia coercitiva, ansiedad y tácticas productoras de ‘estrés’ sobre periodos de tiempo continuo.
Dentro de tales programas el sujeto es sometido a una serie de pequeños pasos invisibles. Cada paso es lo suficientemente imperceptible como para que el individuo no se de cuenta o no pueda identificar la naturaleza coercitiva del proceso utilizado y de los cambios que él mismo va experimentando. No se da cuenta del propósito organizacional escondido detrás del programa psicológico coercitivo, hasta mucho tiempo después, si es que alguna vez se da cuenta. Usualmente estas tácticas son aplicadas dentro de un escenario grupal compuesto por amigos o aliados de la víctima, bien intencionados, pero a su vez engañados y manipulados por el líder u otros líderes.
De acuerdo al Diccionario RAE, la coerción se define como “la presión ejercida sobre alguien para forzar su voluntad o su conducta; represión, inhibición, restricción”, de movimiento, de palabra, de libertad o de acción. La coerción, en la forma y manera en que es utilizada dentro de las dinámicas internas de los cultos destructivos, es inducida de forma sistemática a través de engaño y sometimiento para refrenar, imposibilitar u obligar a pensar, actuar y comportarse de determinadas maneras. Incitan al individuo a aprender y adoptar nuevas maneras de pensar y evaluar desde la perspectiva de una jerarquía axiológica que puede ser extraña, e incluso contraria, para el sujeto que la adopta. El éxito de los programas de persuasión coercitiva se basa en la efectividad de las condiciones ideológicas y de manipulación medioambiental e interpersonal en las que se ejecutan.
La persuasión coercitiva es utilizada sin el conocimiento o voluntad del que la recibe. El líder puede llegar a crear nuevas "actitudes", logrando que su víctima obedezca sus órdenes sin resistencia consciente alguna. A través de los programas de persuasión coercitiva utilizados en los cultos peligrosos se logra destruir las características de la personalidad original del sujeto. Según Edgar Schein2, se utiliza la persuasión coercitiva para producir cambios ideológicos y conductuales en individuos, sin patología previa y completamente conscientes. La capacidad de elección queda completamente alterada. Los líderes sectarios adquieren poder y autoridad cuasi infalibles sobre los sujetos. De esta manera, se ven libres para cometer fechorías sobre los sujetos que dominan, como por ejemplo, violar sexualmente a cualquier miembro sectario de su preferencia, sin tener que hacer uso de violencia física o amenaza, degradar, deshonrar, castigar, etc. En este contexto cúltico, la víctima queda terriblemente marcada por profundas huellas psicológicas que saltarán en su discurso cada vez que intente reconstruir en su memoria sus indignantes experiencias. Estas personas suelen desarrollar, entre otros síntomas, ansiedades, fobias y miedos, especialmente en situaciones donde se sientan solos o abandonados.
La persuasión coercitiva es un proceso anti ético e inconstitucional. Cualquier organización que usa la persuasión coercitiva con sus miembros como una práctica central y que también reclama ser una religión, viola lo derechos fundamentales del ser humano, aprovechándose de la supuesta protección religiosa. Es una contradicción de términos y deben ser "separados".
La persuasión coercitiva es una fuerza de control psicológico que ataca algo tan fundamental e importante como lo es "nuestra dignidad humana" y las libertades fundamentales del individuo, como lo es nuestra libertad de religión. Es la manipulación injusta de las debilidades biológicas, psicológicas y susceptibilidades de otros. Es una tecnología peligrosa, pues el propósito es el de manipular y someter a los individuos a un régimen dictatorial impuesto delictivamente sobre un grupo que pertenece a una sociedad libre. Ciertamente no es espiritual ni una tecnología religiosa. Es completamente censurable. Estos grupos suelen atentar contra el derecho a la libertad de expresión y palabra al pretender restringir a sus ex-miembros el derecho a pedir al gobierno reparación por los agravios recibidos en contra de su honra, reputación, vida conyugal, vida familiar y por los daños psicológicos, físicos y económicos. Los daños económicos han traído igualmente consecuencias fatales. Como en el caso de Noah Antrim Lottick, un muchacho de 24 años quien, el 11 de mayo de 1990, tras invertir todo su dinero en la secta quedó en banca rota y, agarrando fuertemente contra su pecho los últimos dólares que le quedaban, cometió suicidio.
El maltrato realizado por los líderes cúlticos no sólo atenta contra la integridad de los miembros de la secta, sino también contra la familia del adepto y la salud pública. Constituye una seria amenaza a la estabilidad y a la preservación de la convivencia pacífica de los ciudadanos en cada país. Además, como estas personas no utilizan abiertamente la violencia física, pasan desapercibidos y escapan del rigor de la ley. Sin embargo, es un hecho corroborado por la historia en diferentes países del mundo y avalado por las 'Ciencias de la Conducta', que el daño infligido a sus seguidores puede causar desórdenes físicos y psiquiátricos irreversibles. El 'Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría', el DSM-IV, incluye varios 'Síndromes y Trastornos de Personalidad' que se desarrollan como consecuencias de la estancia y pertenencia a estos grupos totalitarios o sectas.
Ejemplos extremos de las consecuencias posibles que acarrea este fenómeno son: el suicidio en masa ocurrido en Guyana, 1978, bajo el liderato del Reverendo Jim Jones y en el que se suicidaron más de 900 personas; el desastre nacional ocurrido en Waco, Texas, 1993, con "Los Davinianos", liderados por David Koresh; el ataque con gas sarín en el tren subterráneo de Tokio, Japón, ordenado por el líder del culto "Verdad Suprema", Shoko Asahara, en 1995 y en el que se registraron 12 personas muertas y más de cinco mil intoxicados; en 1997, 39 miembros del culto "Heaven's Gate", se suicidaron en California después de dejar en el Internet un mensaje explicativo; en el 2000, en Kanungu, Uganda, murieron calcinados 928 adeptos del culto "Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos de Dios", etc. Estos son algunos de los más conocidos, pero, ciertamente, no los únicos ejemplos de las secuelas de este fenómeno que no conoce fronteras geográficas, ideológicas ni culturales. Con frecuencia el desenlace de los daños ocasionados por estos grupos totalitarios frecuentemente termina en actos de suicidio. Podemos mencionar todos los casos de suicidio colectivo conocidos ocurridos a nivel mundial como Guyana, Waco, La Orden del Templo Solar, Heaven's Gate y otros, en adición a los casos de suicidio individual o muertes directamente relacionadas con las actividades peligrosas que se realizan dentro de las sectas.